LA RELIQUIA DE SAN ROQUE DE LLANES
Este año se recupera en Llanes la tradición -hay fotografías antiguas que lo atestiguan- de sacar en la procesión la Insigne Reliquia de San Roque. Como quiera que la existencia de la misma no es muy conocida, y siendo este asunto de las reliquias campo abonado para el escepticismo, no estará de más una explicación sobre cómo pudo llegar a esta villa de Llanes un pedacito de hueso -por pequeño que sea- de uno de los santos más populares de la Europa cristiana.
Fue allá por 1925 cuando Don Gabriel Teresa -en aquel momento presidente del Bando- y su esposa María Concepción Fernández Sánchez trajeron de Montpellier la preciada reliquia acompañada por la 'Auténtica' de la Santa Sede, documento que se conserva en la capilla del Santo.
El problema es que en Montpellier -la ciudad fue dominada por los hugonotes durante las guerras de religión del siglo XVI- no quedó nada que recordara al Santo Peregrino fuera de la cripta de Notre Dame des Tables y los 'pozos de San Roque'. Fue precisamente este hecho el que movió el celo del Padre Recluz, que consiguió llevar en 1858, desde Venecia, la tibia del Santo que hoy se venera en Montpellier y de la que procede el fragmento de Llanes.
Mas, ¿cómo habían llegado las reliquias del Santo a Venecia? Veamos. En la Escuela Grande de San Roque de la 'Reina de los Mares' se conservan las actas de reconocimiento del cuerpo de San Roque en las que se recoge el proceso judicial de 1485 por el hurto de las reliquias. El testimonio del hermano Mauro, acusado de la autoría material, aclara la procedencia de las mismas: Voghera.
De esta manera la pista de Venecia nos lleva a la pequeña localidad lombarda, ya en el centro de los 'lugares' de San Roque. Precisamente la moderna historiografía refuta la vuelta de San Roque a Montpellier al mantener que moriría en la propia Voghera.
Los hechos dejan lugar a pocas dudas. Por un lado los estudios en el campo de la filología de Monseñor Nievo concluyen que Voghera es la Angleria que se menciona en el Acta Breviora. Por otro, la congruencia del encarcelamiento del Santo -un hombre del Papa- con la situación de guerra que enfrentó en aquellos años a Urbano V con el Ducado de Milán. Y por último, y determinantemente, por la tradición litúrgica y de veneración de las reliquias, bien radicada y continua en el tiempo, documentada con la mención al culto de San Roque que recoge el Estatuto Civil y Criminal de Voghera en una fecha tan temprana -en relación con el fallecimiento del Santo- como 1391.
Y es a Voghera adonde nos lleva con toda seguridad el seguimiento de esta porción de hueso que en los próximos días se ofrecerá a la veneración de los fieles en Llanes. El valor de la misma no debe confundirse con la de un talismán u otro objeto mágico. No es ni más ni menos que un trozo de hueso y éste es su principal valor: San Roque, que podría aparecérsenos tan lejano, en la grandeza de su santidad, se nos presenta así como un hombre.
En esta línea la felicitación remitida por el Procurador de San Roque de Roma Constantino De Bellis a todos los que, desde el oriente a poniente, de mediodía hasta al norte, nos disponemos a celebrar la solemnidad de nuestro Santo: «Si es cierto que la santidad está abierta a todos, no lo es menos que requiere una disponibilidad sin condiciones en el seguimiento de Cristo. Y si no somos capaces de subir la empinada escalera que lleva a esta puerta, tras los pasos del Santo, esforcémonos, al menos, en subir un mínimo de peldaños».
Que así sea, pues mucho bien nos hará a todos.
José Alberto Concha González es secretario del Bando de San Roque.
Llanes, Agosto 2006
|