DE PESTE Y MALES, LÍBRANOS ROQUE DIVINO....
¡Mira que San Roque tiene bonitos cantares!... pero para mí el estribillo, que por eso lo es, aparte de ser el más significativo, representa muchísimo en la historia de mi vida… A las pruebas me remito…
Era el verano de 1943. Tenía 3 años cumplidos en enero, por lo que era todo un “niño de la paz”, al estar concebido en abril de 1939. Había sido un hijo muy deseado (después de once años de mi hermano Tomy), aunque mis padres querían niña y pensaban ponerme Rosaura como mi madre y mi abuela… Al parecer el agua de bebida de Llanes había sufrido una contaminación, y parte de la población estaba afectada de disentería. Las autoridades tomaron medidas, como la prohibición de beber de las fuentes próximas al matadero municipal, pero la enfermedad se extendió por la villa y Pancar rondando la epidemia, tanto que la parroquia decidió no tocar a muerto, para no alarmar más a la gente, y la imagen de San Roque fue trasladada en rogativa desde la capilla a Pancar. Los más afectados eran las personas de edad avanzada y los niños (mi hermano Rogelio no lo sufrió porque con un año que tenía cumplido en mayo, sólo “tiraba de teta”, como se dice de forma poco educada pero muy gráfica). Por lo que me contaron me fui poniendo peor, yo solo me acuerdo de verme sentado en el orinal y de unas inyecciones que me parecían gigantes (probablemente de suero) que me ponía Celorio en la barriga. Me dio hasta un colapso, y mi padre salió de la habitación diciendo que “no quería ver morir al chaval”. Mi madre había trasladado una imagen de San Roque que teníamos en la entrada de la casa, a la habitación, y la había puesto en una mesita con dos velas. Los que quedaron se pusieron todos a rezarle al Santo. Cuando vino Celorio (al que habían avisado por mi agravamiento) diagnosticó extrañado, que me encontraba mejor. Cada uno puede sacar la conclusión que quiera, y más si tiene fe… pero yo estoy convencido de que San Roque intercedió para librarme de una muerte segura… Pero ahí no termina la cuestión… mis padres estuvieron de acuerdo con mis tíos Miguel y Avelina en que me llevaran a Sopuerta (Vizcaya) una temporada para reponerme, tiempo que se prolongó “sine die” en todos los aspectos ya que aunque venía dos meses de verano a casa de mis padres yo seguía bajo la, vamos a llamarla así, jurisdicción total de mis tíos. Fallecido mi padre en 1956, en 1961, teniendo yo 21 años (la mayoría de edad, entonces) con la aquiescencia de mi madre y mía, lógicamente, mis tíos me adoptaron con todas las de la ley, de ahí mi cambio de apellidos de Menéndez Menéndez a de la Colina Menéndez.
A mí San Roque no solo me libró del mal sino que cambió el rumbo de mi vida, pero eso es “otro cantar”.
San Roque ha hecho, y sigue haciendo, curaciones por “todo el mundo mundial” no en vano es raro el pueblo católico que no tenga o una ermita de San Roque o por lo menos una imagen en su iglesia. A veces con una placa conmemorativa como la de la iglesia parroquial de Lanestosa (Vizcaya) que dice: “LA BILLA DE LA/NESTOSA HIZO/BOTO DE GUARDA/R LA FIESTA DE SAN RO/QUE A 16 DE AGOS/TO DE 1599 AÑOS”, colocada con motivo de una grave epidemia de peste que hubo en esas fechas por la zona. Por lo que a mí respecta, la imagen, vamos a llamarla del milagro, debidamente restaurada, preside el comedor de mi casa en Sopuerta, y en Llanes tengo un cuadro con una lámina antigua que habla de la famosa tabla que un ángel entregó a San Roque.
Sin ir más lejos, ciñéndonos a Llanes, estoy seguro que hay muchas familias que pueden contar casos de curaciones por la intercesión de San Roque (algunos exvotos podemos verlos colgados en su capilla)… Y no solo de sanroquinos… Por eso cantamos: “De peste y males, líbranos Roque divino, a todo el pueblo de Llanes”… y también “a todos los forasteros”… Que así sea.
Fco. Javier de la Colina Menéndez
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