Este año 2016 se cumple el cincuenta aniversario de la desaparición del mayor mito que ha dado el folclore llanisco, Ramón Sobrino Pérez “NINO DE PANCAR”. Cómo señalábamos en el prólogo, nuestro Bando quiere dedicar a su memoria los festejos de este año, en sincero y emotivo agradecimiento a todo lo que su figura representa para el folclore llanisco y, en especial, de nuestro Bando. Querido y recordado NINO, vayan para ti nuestra admiración y cariño eternos.
SEMBLANZA DEL NINO
Ramón Sobrino Pérez nación en Pancar hace 68 años. Su infancia transcurrió en este pueblo, arrabal de la villa, para el que él tuvo tanto amor. A los trece años, según confesaba orgullosamente, comenzó a interesarse por el Pericote, participando en fiestas de la comarca como intérprete precoz del maravilloso baile popular. En 1916, con sus dieciocho años a la espalda, era un chaval, un mocetón fornido, cuya fama traspasaba las fronteras provinciales ya.
Con motivo de las fiestas de San Isidro en Madrid, requirieron su presencia en la capital de España para participar en un festival folklórico asturiano. Fue este el primer triunfo del Nino y el primer eslabón de una cadena de éxitos que habrían de sucederse en España e Hispanoamérica. El citado certamen se celebró en el teatro Español de la capital de España, habiendo asistido a la representación SS.MM. los Reyes de España.
A los pocos días, en la misma villa del Oso y del Madroño, concretamente en el teatro Infanta Isabel, se hizo otra exhibición en la que tomaron parte el Nino y sus rapaces y rapazas. Y, por último, hubieron de actuar en el Centro Asturiano de la Corte, con lo que tuvo brillante remate esta embajada folklórica de nuestro Concejo.
De nuevo a la villa, a Pancar, a su trabajo habitual. Es entonces cuando el Nino siente esa llamada inquieta y vibrante de América, y, como tantos y tantos llaniscos, allá se va pletórico de ilusiones. La Perla de las Antillas fue testigo de su tesón, entusiasmo y laboriosidad durante trece años. Pero la nostalgia punzante de la tierrina hace que, sobreponiéndose a todo, a un porvenir risueño, regrese a España. Aquellos años constituyeron una experiencia que el Nino no pudo terminar. Y aquí se afincó para siempre, en el Pancar de su niñez. Otra vez surge en su vida el Pericote como meta de sus aspiraciones.
Estamos en 1932. Se siente en esta época como un renacer de nuestro folklore. Se forman grupos en distintos lugares del Municipio que rivalizan noblemente. Por vez primera, el Nino, dirigiendo el Grupo de Pancar, participa en el festival folklórico en Llanes con motivo de las fiestas de San Roque, en el que hasta sus últimos años continuó actuando. Y, lejos de perder facultades, aparece con más bríos que nunca, no obstante su ausencia de trece años en América sin practicar su baile predilecto. Así hasta nuestra guerra civil. Terminada ésta, se reorganiza el grupo de danzas de Llanes. Gente joven, con renovados afanes e inquietudes, hicieron posible que la villa figurase en el ámbito nacional por la variedad y elegancia de sus bailes tradicionales.
La primera actuación se celebra en el Teatro Español, de Madrid, frente a las mejores agrupaciones nacionales, logrando el primer premio de este Festival Folklórico. Desde este momento, el Pericote es solicitado en cuantas fiestas y concursos, dentro y fuera de la provincia, se celebran, obteniendo siempre los máximos galardones (Oviedo, Gijón, Avilés, Santander….).
En 1948, en Palma de Mallorca, ante los mejores grupos folklóricos europeos (Bélgica, Holanda, Rusia, Italia, etc.), el Pericote logra el primer premio del Concurso. El Premio “Meritissimus”.
Otro acontecimiento trascendental tiene lugar en 1955, con motivo del Día de América en Asturias, en Oviedo. Llanes envió a la capital del Principado la más completa y extraordinaria representación folklórica que jamás se ha visto. Y, naturalmente, el Pericote, dirigido una vez más por el arte máximo del Nino, se llevó las mejores ovaciones de la jornada. Cuba fue la sucesiva meta del Nino y los suyos.
Se organiza una gira folklórica por aquellas entrañables tierras y el Pericote, como siempre, no puede estar ausente de la representación folklórica hispana. Cada actuación de nuestro grupo es un rotundo éxito que recorrió toda la isla. Finalizó la gira en Pinar del Río y tanto el Nino como sus compañeros recibieron de la colonia española las más cordiales atenciones que hicieron inolvidable su visita a la Perla de las Antillas.
Y otra vez a España, a la tierrina, a Pancar. De nuevo a intervenir en festivales, en exhibiciones y festivales folklóricos, en la festividad de San Roque, en la cual el Nino batió un record de permanencia y de entrega, entusiasmo y desvelos: treinta y un años de actuación sin faltar a esta cita, casi ritual para él.
Una grave dolencia priva al Nino de su voz. Pero él, siguió con su baile, resistiéndose a abandonarlo.
La Sección Femenina de Oviedo le dedica un cordial homenaje por su magna labor llevada a cabo al frente del Grupo de Coros y Danzas de Llanes, que tanto nombre y prez dio a Asturias. Fue en el Teatro Campoamor de Oviedo, en Octubre de 1964. El coliseo, abarrotado de público (muchos veraneantes y llaniscos) fue un continuo clamor. El Nino recibió la simpatía y admiración de miles de asturianos. La delegada provincial dedicó cariñosas palabras al homenajeado, ensalzando al más caracterizado intérprete de las danzas asturianas y los merecimientos extraordinarios que en él concurrían.
Este fue el último acto en que tomó parte el inolvidable y genial Nino. La enfermedad que le aquejaba fue lentamente minando su fortaleza extraordinaria. Así y todo, y sobreponiéndose a sus sufrimientos físicos, seguía de cerca la actuación de su grupo. Todavía pudo vérsele en la fiesta de San Pedro, en 1966, diez días antes de su muerte, dando la última lección, cariñosamente, sólo con su mirada.
Y en Pancar se durmió para siempre el que fue más genuino intérprete del folklore llanisco. Su personalidad entró en el campo histórico local. No será jamás olvidada.

Manuel Maya Conde
(EL ORIENTE DE ASTURIAS, Julio 1966)