Sobre la posible agenda de un Sanrocudu de Pancar, para el día de 16 de Agosto de cualquier año
Texto: Antonio Núñez (Sanrocudu)
7:00 h. Levantarse. Ver como está el día y sobre la marcha tres posibilidades, tres estados de ánimo.
- Si está bueno, alegrarse. Pensando en uno mismo, en los suyos y en los "otros".
- Si amenaza agua: desear que, como mínimo, la mañana aguante, después ¡ya veremos! Luciremos el paraguas, acaso.
- Si llueve, esperar que el día levante; todavía quedan muchas horas y la mar parece que "clarea". Ya lo dice el refrán: Monte claru, mar oscura, agua segura; mar clara, monte oscuru, tiempu seguru. Pero, ¡fíjate! Parece que un ligeru vientín del nordeste se está desperezando.
8:00 h. Desayunados y aseados, escuchamos, y oímos los primeros "cohetes". Las mujeres guardan pacientemente cola para que las manos expertas coloquen debidamente el "pañuelu repicau". Primeras prisas; nervios por doquier. Algo falta a última hora o no aparece: aquel collar, la sortija, el abaloriu familiar... todas aquellas joyas que descansaban en un cajón durante too un año comienzan un trasiego frenético de manos y lugares visibles -supuestamente-. El trasgu, desde muy tempranu, se empeña en hacer honor a su fama.
10:00 h.. Los aldeaños de la "bolera vieja" comienzan a recibir visitantes. Hombres y críos vestidos de "porruanu" rivalizan en llevar la faja mejor puesta, la montera más respingona o el "palu" más elegante. Las primeras crías vestidas de aldeanas empiezan a llegar. Todas se sienten reinas. Algunas luciendo su primer maquillaje, se pavonean.
Los "ramos", engalanados el día anterior bajo la dirección de Merce García Mier, se alinean en la orilla de la carretera. Los más pequeños miran los "churruscos" con deseos inconfesables.
Llegan Ignacio, el gaiteru de San Roque, y el tamboriteru. La mañana se alegra, huele a pólvora quemada. Algún perfume se disipa.
11:00 h. Como la puntualidad no es precisamente una de nuestras virtudes la comitiva se retrasa. Tras algún que otro improperio y muchas opiniones los simpatizantes de Roque comienzan, siempreviva en la solapa, el corto camino a Llanes.
Siempreviva (Helichryson bractearum) de hojas escamosas doradas o rojizas brillantes, y las otras blancas; la perpetua amarilla, la perenne, la que no se marchita; : originaria de Australia y a la que, cultivada en macetas, se mima durante todo el invierno protegiéndola de heladas y fríos intensos.
El grupo, compacto, atraviesa la sin par arboleda de "La Florina". Los pláganos brutalmente podados, nos ofrecen una sombra que las aldeanas agradecen. En el altu varios laureles del "Palacio de los Altares" nos contemplan abatidos y muertos. Su pecado consistió en que alguien, después de su nacimiento, hizo pasar una línea eléctrica de no sé que tensión y, los pobres, molestaban. Los cohetes arrecian. El Cuetu sabe que los de Pancar van a rendir pleitesía a quien dicen que libró de la peste a sus ancestros.
¡Ya estamos en Llanes! Desde Cotiellu Altu bajamos, al lado de la capilla del Santu, hasta Santa María del Conceyu. Los saludos de añu en añu se suceden.
Son las doce y media, aproximadamente, ya comenzó la Misa Solemne.
Antes, en la villa, se celebró el pasacalles. La Banda, con Guillermo "el de la Sirena" al frente -trajeau- inundó la calle principal de orgullu sanrocudu.
Hace ochenta años, más o menos, "Filomena" -los muy mayores se acordarán- ya había subido a Pancar a recoger a los niños peregrinos -los más probes-, a los que se pagaban dos pesetas por su participación. Era frecuente participar en la fiesta de septiembre.
La rivalidad, antes de la última Guerra Civil, era con el bando de la Magdalena.
1:00 h. de la tarde. Comienza la procesión. Los porruanos deben llevar la montera puesta. Algunas mozas vestidas de aldeanas llaniscas dan golpes a la pandereta. Los entusiastas del bandu intentan corregir los defectos. La concurrencia cuenta... ¡Esti añu más que el pasau! No importa el número. Se sabe que la calidad es más importante, a veces, que la cantidad. Nuestro San Roque divinu está guapísimu.
La Plaza de Parres Sobrino acoge un festival folclórico que impresiona a los "foriatos".
Finaliza el acto con la Danza Prima (sólo los que lucen nuestro traje local).
3:00 h de la tarde. Comida familiar. A los postres se suelen escuchar los voladores. Hay que levantarse, hay que seguir la fiesta. Antes el concierto, ahora: las bandas de gaitas. Algunas copiando literalmente las marchas escocesas. Otro echando de menos "Los Carbayones" y su anárquico desfile. Todo vuelve a estar cambiau.
7:00 de la tarde. Espicha. No hay hambre. Sigue la sed. La sidra no tiene precisamente un día de reposo.
9:00 de la tarde. Las primeras personas llegan a la calle de San Agustín. La Danza Prima va a comenzar. La larga serpiente cimbrea y se expande hacia la plaza. Algunos entusiastas recorren la fila intentando poner un orden casi imposible. La situación se normaliza a la altura de la antigua librería de Antonio Maya. Los compases se acomodan, algún pisotón se sucede, pero no hay broncas; a los forasteros se les ayuda o se les enseña a llevar el pasu. El círculo mágico se va cerrando pocu a pocu bajo la dirección de "Manolo Cafetal". Con las gargantas al límite: "Roque Divino, líbranos de Peste y Males". Las voces rituales antaño de Estefanía, ahora Mariasun, cierran la representación.
Los más jóvenes bailan, inagotables, formando corros.
Es el momento del "Asturias Patria Querida" que tocan todas las bandas de gaitas al unísono. Lugar: todavía no lo sabemos, pues las disputas atávicas por nimiedades continúan aún en el siglo XXI.
Hay que cenar algo. Cualquier cosa, no hay tiempo. ¡La verbena va a comenzar!
Liberados del traje y tras una ducha reparadora, aldeanas y porruanos, surgen de todos los rincones camino de "La Bombilla". Los ritmos modernos atruenan el espacio. Se comentan las anécdotas del día. La madrugada va llevando al descanso a casi todos.
Se cumplió el rito. ¡Una vez más! ¡Resignación y paciencia! ¡Qué guapos estaban los peregrinos! ¡Cómo lucía el traje...! ¡Qué cansau y que feliz estoy! ¡Hasta el añu que viene!
Llanes, 8 de julio de 2002
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